
Escóndeme como el tronco su resina, y
que yo te perfume en la sombra,
como la gota de goma, y
que te suavice con ella, y
los demás no sepan de donde
viene tu dulzura...
Soy fea sin tí,
como las cosas desarraigadas de su sitio;
como las raices abandonadas en el suelo.
¿Porqué no soy pequeña como
la almendra en el hueso cerrado?
¡Bébeme! ¡Hazme una gota de tu sangre!
y subiré a tu mejilla, y estaré en ella como
la pinta vivísima en la hoja de la vid.
¡Vuélveme tu suspiro!
y subiré y bajaré de tu pecho,
me enredaré en tu corazón,
saldré al aire para volver a entrar.
Y estaré en este juego toda la vida.
(Gabriella Mistral)
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